domingo, 17 de abril de 2011

Ese punto azul pálido

Planes de vida

Hace unas semanas, en una clase donde se nos mostraba "cómo hacer un plan de vida", no pude más que abstraerme y escribir esto:

Que la vida corre en kilómetros a la muerte,
que soy en imagen perpetua al futuro,
que los suspiros son soplos de planeación reiterada
y que la vida puede ser justificada en demonios
bien cortorneados por lo inmediato.
Digo yo: Mierda, suburbios, vómito, mentira;
roto y triste en mueca de alegría.
Alegría pero del yeso que fecunda la herida
y no repara
y no repara en la casualidad perdida
hasta en el último aliento que puede ya saciarse
de la invocación a la nostalgia.


Simplemente no estoy de acuerdo a varios puntos que se tomaron en cuenta en aquella clase. El profesor descartaba la posibilidad de cambio, aspecto que me parece más que triste, aterrador. Formar un plan de vida como lo planteó es asegurar que la que soy ahora será la misma que en unos años. Claro que puedo ser la misma, pero ello implicaría que no me moví de aquí, que no adquirí conocimiento, que en mi no surgieron nuevos deseos. Sin caminar la vida se marchita y las ideas se aprisionan en un concepto de inmutabilidad, de creencias fijas. Más que pensar en lo que 'debe' ser el futuro, creo que es mejor saber lo que se quiere en estos momentos y saciar el conocimiento inmediato que a través de la pasión forma caminos. Así es más sencillo aceptar la falta de sentido de la vida, los obstáculos, los cambios inevitables. Así sólo es posible maravillarse de cómo todo camina y cambia, y muere: y vive.
No hay que dejarse atormentar porque todo lo que soñamos parezca tan lejano. Los planes de vida son prácticos, como las ventanillas que se abren solas, las escaleras eléctricas, el microondas. Los planes de vida hacen que la vida pase rápido, pues no hay que tomarnos la molestia de vivirla. La pasión, la contemplación, la posibilidad de regresar para tomar otro camino, no van atados al tiempo. Con esto puede construirse un camino para alcanzar los deseos que parecen no tener alguna vía dentro de lo que se llama materialismo. No es fácil, claro, porque acá en la cueva nos dicen que las sombras que se ven son sólo sombras por sí mismas.