sábado, 17 de abril de 2010

Absurdo

Cuando la nostalgia nubla el recuerdo de la verdad no puedo más que llorar de risa, ¿y qué es más trágico que esto?, tal vez reírse del llanto. Es agonía recordar que todo fue peor y no hay refugio a los sucesos venideros, al menos que la mente se desenvuelva en ficciones plácidas sobre la certeza asfixiante y así reirse por el llanto y justificar la desgracia como la alegría que se corta con el filo de un presente incierto. Absurdo.


De este absurdo me veo rodeada, palabras de un sosiego pasado dichas con una voz desacorde y me siento anacrónica con la voz del pasado y el sosiego actual, el tormento detrás y la incertidumbre a la cabeza.